Extractos 4º capítulo del libro. «La vorágine se acelera, el enemigo se hace mayor»

…// Primer extracto:

En verdad la vida está llena de paradojas, hacía tanto tiempo que no iba a quedarme a ningún sitio nuevo, que cuando salí de casa aquella mañana, realmente lo hice con el sentimiento de que iba a una especie de hotel, donde iba a recibir un tratamiento para revitalizar mi cuerpo, y llevaba mi pequeña bolsa de viajes, conseguida cuando trabajé para una firma de cosméticos, preparada como para un fin de semana de relax.

Claro está, que mi estado de ánimo se enfrió bastante cuando llegué, amaneciendo, a la tenuemente iluminada entrada del gigantesco hospital, que visto así, en aquella luz, y con el silencio de los susurros que más bien se adivinaban, sobrecogía a cualquiera.

En aquella aplastante atmósfera, fue cuando conocí a mi primera compañera de viaje que iniciaría su andadura en el quirófano casi a la misma hora que yo, Pili, una guapa y joven mujer que apenas podía esbozar ni una esforzada sonrisa, cuyos nervios podía percibir con claridad.

Juntas, acompañada ella de su madre, y yo de mi marido, caminamos los largos y fuertemente iluminados pasillos, solitarios de pacientes a esa hora, que se me antojaron, por un momento, aquellos pasillos que se suelen ver en las películas de los americanos, donde siempre llevan a algún prisionero para ejecutarlo, sólo que aquí no venía ningún carcelero, tan sólo una simpática auxiliar de enfermera que  nos precedía hasta dejarnos alojadas en la que sería nuestra habitación compartida, a la que llamé enseguida la habitación del “todo incluido” que nos había tocado en la rifa de la vida, la cual esperábamos perder de vista a la mayor brevedad posible.

…// Segundo extracto.

Luego otra espera más, a las puertas del mismo quirófano, allí, obviamente me pondrían más anestesia para ir preparándome, y me produjo el consecuente efecto de relajación, pero no lo bastante como para evitar que entablase conversación con otro señor, también desnudo como yo, cubierto con las verdes sábanas de quirófano, que esperaba su turno, también como yo, y que no hablaba nuestra lengua, era alemán, pero pudimos hablar en inglés, y estaba bastante preocupado, y al cual logré tranquilizar ante el asombro del personal que constantemente salían y entraban desde todas las puertas que recuerdo habían allí.

Fueron dos enfermeras las que llevaron mi cama hasta dos enormes puertas, detrás de las cuales, sólo los médicos, sus ayudantes, y Dios mismo, saben cuan crueles y cruentas batallas se libran contra la Muerte, mientras me iban hablando, preguntándome mi nombre, y al llegar al enorme recinto, mientras que me trasladaban a la camilla de la operación, decidí contarles un chiste cubano, con acento y todo, y lo último que escuché  y ví, antes de cerrar los ojos, fueron sus carcajadas y amables sonrisas, mientras escuchaba decir que no me preocupara, que todo iba a ir bien.

…///

Esta foto es recién operada, todavía con los efectos de la anestesia, y los goteros puestos, no me dolía nada y me sentía superfeliz, sólo sabía que «el bicho» se había quedado allá abajo, en las profundidades de un quirófano. Esto era el 9 de junio de 2011, y debo decir que cuando me veo en esta foto ni siquiera me reconozco a mí misma, nunca me ví la cara más redonda en toda mi vida! jajja! Ah! y decirles, que en el libro no vendrán estas fotos, sólo las de mis obras pintadas en ese tiempo, así que no se preocupen, no tendrán que quedarse con las imágenes que ilustran estos post, simplemente leánme y disfruten del viaje!

@Copyright Lola Orcha Soler

Imagen

 

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